—Mirando la larga mancha de agua.
Las pupilas de Shen Suhua se contrajeron bruscamente cuando de repente recordó los fenómenos extraños que había visto en la sala de estar estos últimos días.
—Así que, así había surgido la mancha de agua. —Así que su familia había estado viviendo con un fantasma todo este tiempo.
Aunque el aire circundante estaba frío, las palmas de Shen Suhua seguían empapadas de sudor.
Wen Ziyao observó la sombra fantasmal deslizándose hacia ella, y sus ojos se humedecieron. En este momento, ya no tenía miedo.
Era más un sentimiento de culpa.
Recordó la escena cuando conoció a Lin Xiaoman por primera vez.
En aquel entonces, Lin Xiaoman era tal como era ahora, vestida con un vestido rojo. Sus rasgos eran delicados, sus ojos brillantes y los dientes blancos, y la sonrisa en la esquina de su boca era extremadamente encantadora.