Estos ojos negro azabache eran realmente demasiado familiares. Le daban una sensación de vasta antigüedad, como si abarcara vidas enteras. Pero pronto, él pasó a su lado, su giro aparentemente indiferente, pero traía consigo una brisa helada. Su cabello negro danzaba, y un débil aroma se desprendía de sus mechones. Barría su oscuro uniforme policial. Su expresión permanecía inmutable, ni siquiera le dedicó una mirada a Chu Jin. De principio a fin, su conducta gritaba «estrictamente profesional».
Chu Jin pensó durante mucho tiempo pero todavía no podía descifrar quién era. Ya fuera antes de su renacimiento o después, ella no conocía a esta persona. Esta familiaridad desconocida probablemente era solo una ilusión.