—Bueno, sobre eso, tengo algunas teorías... —El corazón de Islinda dio un salto en cuanto lo escuchó y se llenó de esperanza. Sus ojos se iluminaron como una noche estrellada mientras se acercaba a él.
—Rápido —exigió—. ¿Dime? ¿Qué soy?
—Creo que podrías ser mitad Fae —dijo André.
—¿Qué? —dijo Islinda, atónita.
—Nuestra especie tiene el límite más cercano a tu reino, y hay textos que sugieren la existencia de otros seres sobrenaturales en sus reinos, a menudo colándose en tu reino por alguna extraña razón. Tu reino es como un faro que llama a esas criaturas despiadadas y sedientas de sangre. Sin embargo, nuestro tipo tiene la guerra más grande con el tuyo y se esconde a plena vista. Sin mencionar, hay un montón de mestizos en Astaria. No es sorprendente si uno ha estado viviendo en el reino humano sin saberlo. Esa es la base para mi suposición.
—Vaya —suspiró Islinda, parpadeando hacia él—. Era mucha información para procesar. Tartamudeó: