Un trato con André

—Te aburrirías un agujero en la mano si sigues mirándola —dijo André a Islinda.

Islinda suspiró, dejando caer su mano a un lado. Se había refrescado el aliento y cambiado a una nueva túnica por completo. Ahora estaba sentada en la cama de André, la misma cama en la que el asesino había intentado matarla. Mientras ella estaba en el baño refrescándose, André aprovechó la oportunidad para limpiar el desorden en su habitación.

Resultó que el asesino había noqueado a los guardias, pero aparte de eso, estaban vivos. Ahora André tomó asiento cerca de su cama ya que ella no podía dormir sola. Islinda temía que la bruja se diera cuenta de que estaba viva y volviera para terminar su trabajo. Simplemente no podía dormir.

—Aquí —él extendió su palma hacia ella con algo oculto en ella.

—¿Qué? —Islinda estaba curiosa mientras lo aceptaba, sus ojos se agrandaban al darse cuenta de que era el collar de protección. Miró a André con asombro—. ¿Cómo...?

—Lo encontré mientras limpiaba.