Audiencia Judicial —2

Reina Maeve no podía decidir qué era peor, el hecho de que ese monstruo despreciable la llamara madre o la forma en la que insinuó que no podía aceptar un poco de diversión cuando ese no era el caso. Estaba furiosa y asqueada con él.

—¡Absurdo! —interrumpió la Reina Maeve, levantándose de un salto, incapaz de soportarlo más—. ¡Todos en esa mesa saben que eso no fue una broma, escoria maligna! ¡Intentaste atentar contra mi vida!

Aldric suspiró dramáticamente—. Con todo respeto, Reina Maeve, pero usted me falta al respeto.

—¿Qué?