Siéntate Junto a Valerie

Valerie estaba preparando la mesa para el desayuno y Islinda finalmente pudo ver lo que había causado el golpe que había escuchado antes. Un plato de cerámica roto yacía a un lado, junto con su comida.

Valerie notó su mirada porque explicó, rascándose la parte trasera de la cabeza avergonzado, —Créeme, normalmente soy bueno en esto, pero... —se inclinó y sacó algo de debajo de la mesa—. Fue de gran ayuda —dijo sarcásticamente.

Los ojos de Islinda cayeron inmediatamente sobre una vista inesperada que la dejó momentáneamente atónita. El príncipe Wayne, acurrucado en los brazos de Valerie, sostenía una gran pierna de pollo cocinada entre sus dientes, su expresión posesiva mientras roía el pedazo de carne de gran tamaño.