De pie frente al espejo, Islinda examinó la mecha rubia que destacaba entre el resto de sus oscuros cabellos.
No le había dado mucha importancia hasta ahora, pero la sugerencia de Gabbi despertó una idea.
Con determinación en sus ojos, Islinda hizo una nota mental para buscar el tinte perfecto que se fusionara sin problemas con su color de cabello natural. Sin embargo, sabía que debía ser discreta al respecto para evitar levantar sospechas.
Lo que significaba que Islinda tenía que hacer un viaje al mercado para comprar los suministros necesarios. Además, acogió la oportunidad de salir de la casa por un rato. Las paredes empezaban a sentirse como si se cerraran sobre ella, asfixiándola con su confinamiento.