Lo que debe sentir Aldric

Recomendación musical: Softly — Tomás Day.

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Al alcanzar la Corte Invernal por la tarde, Islinda lamentó haber desobedecido alguna vez las órdenes de Aldric. Sintió el momento en que cruzaron la frontera hacia la Corte Invernal, como un familiar hormigueo mágico se apoderó de ella, como si hubieran atravesado un velo invisible anunciando su llegada. Sin embargo, cualquier alivio fue efímero ya que un gran frío la envolvió, haciendo que Islinda temblara incontrolablemente, sus dientes castañeteando en el mordaz frío.

El repentino cambio en su entorno dejó a Islinda aturdida, a pesar de su familiaridad con los sucesos imposibles en el reino Fae. Un momento estaban pasando por un frondoso bosque verde, y al siguiente, el paisaje se transformó en un paraíso invernal, cubierto por mantas de nieve inmaculada que resplandecían bajo el etéreo brillo del sol vespertino en el horizonte —un marcado contraste con los vibrantes colores de las otras temporadas.