Enemigos en un camino estrecho — 2

—¿Perdón? —las cejas de Elena se fruncieron en confusión e irritación mientras miraba fijamente a Islinda, su enojo burbujeando bajo la superficie.

—Sin ofender, pero me llamaron la prostituta de Aldric. Pensé en avisarte por si acaso vas por el mismo camino —Pero Islinda se mantuvo compuesta, su tono aparentemente inocente mientras pronunciaba sus palabras.

—¿Celosa, tal vez? —Elena soltó una risita desdeñosa, su actitud a la defensiva—. ¿Celosa, tal vez? —replicó con dureza.

—Para nada. Solo te estoy cuidando. Después de todo, comparada conmigo, una simple humana, todo el reino te conoce como la prometida de Valerie. Me pregunto qué pensarían si la estimada Dama Elena está engañándolo con el príncipe fae oscuro —Pero Islinda permaneció imperturbable, su respuesta medida y calculada—. No puedo evitar temer que puedas ser ostracizada por tu propia gente.