—Su majestad, ¡libere a la Reina Maeve de la sala fría!
—Su majestad, ¡restaure a la Reina Maeve como Reina Fae! —Un grupo de ministros se congregó fuera del gran salón, sus voces se alzaban en un coro unificado de protesta. Banderas ondeaban al viento, adornadas con lemas que instaban al Rey Oberón a liberar y restaurar a Maeve como Reina Fae. Sus gritos resonaban en el aire, rebotando contra las paredes de piedra del salón.
Dentro del salón, la expresión del Rey Oberón se oscurecía al oír los persistentes cánticos que se filtraban a través de las paredes. Durante días, los ministros y sus seguidores habían mantenido su vigilia, con una determinación inquebrantable. La mandíbula de Oberón se tensaba, traicionando la tensión que crecía en su interior mientras lidiaba con la creciente presión desde afuera. Su otrora pacífico reino ahora estaba lleno de inquietud.