El caso de Anya se resolvió sin contratiempos. Al conocer los crímenes de su hija y su posterior fallecimiento, sus padres aceptaron la noticia sin resistencia.
Sorprendentemente, se reveló que la madre de Anya había estado al tanto del comportamiento extraño y los tratos dudosos de su hija, pero se había abstenido de dar la alarma. En su defensa, citó el profundo amor de Elena por Isaac, sin imaginar que llegaría a un punto en que pusiera en peligro a su compañero. Su cooperación en la investigación facilitó una pronta conclusión, y pronto parecía como si todo el incidente nunca hubiera ocurrido.