El Fin de Azula

Toma en cuenta que a partir de aquí, este recuerdo toma un giro oscuro, sangriento y retorcido. Lee bajo tu propio riesgo. No es adecuado para menores de dieciocho años.

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La mirada de Azula se desplazó hacia abajo hacia la creciente mancha roja que se esparcía por su pecho, manchando su ropa con sangre. Volvió a mirar a Fayre, quien la miraba con feroz determinación, su mano aún enroscada alrededor de la daga que había clavado en el corazón de Azula.

—¡No vi eso venir! —comentó Azula con desenfado, como si ser apuñalada en el pecho fuera inconsecuente. —Qué pequeña tramposa tan dulce eres —se rió, su risa teñida de locura.

Fayre, acostumbrada al comportamiento errático de Azula, se mantuvo compuesta. Ignorando la risa de Azula, intentó hundir la daga más profundamente, pero Azula rápidamente agarró su mano.