Despedido!

Lilian entró a la oficina y pensó detenidamente sobre lo que su tía y su tío le habían dicho.

Si realmente hacía cosas para enfadar a Alessandro, ¿la despediría y la dejaría estar?

Aunque no quería hacer esto, tampoco quería poner a su familia en peligro. Su tío y su tía habían renunciado a todo, su hogar, amigos y negocios solo para protegerla. Si sabotear su trabajo los mantendría a salvo, tendría que hacerlo.

Fue a la mini cocina y preparó su café. Alessandro le había dicho que prefería su café templado con mucha leche y sin azúcar.

Lilian hizo el café hirviendo, puso mucho azúcar y poca leche.

Luego lo puso en su mesa y fue a sentarse en su escritorio.

Unos minutos más tarde, Alessandro entró a la oficina.

—Buenos días Sr. Romano —Lilian se levantó y lo saludó.

—Buenos días Srta. Howard. ¿Mi café está listo? —preguntó él.

—Sí señor, está en su mesa —respondió ella.

—Bien.