Gracias

Ricciardo sujetó su mano firmemente también para mostrar su apoyo.

—No te preocupes, yo te cuido. Te sacaré de aquí —susurró.

Lo llevó a una de las habitaciones interiores. Lo hizo sentar en la cama.

Jax estaba temblando, Ricciardo se arrodilló frente a él y sostuvo sus manos.

—Está bien bebé, yo te cuido. Siempre estoy contigo —le susurró.

—Pensé que estaba bien, pensé que podría soportar verla —dijo Jax con voz quebrada.

—Está bien Jax, ya te dije, cualquier cosa que sientas es normal. Y si no estás listo para hablar con ella, no te obligaré, nadie lo hará. ¿Vale?

—Vale —respondió Jax.

—¿Estarás bien aquí mientras salgo a arreglar las cosas? —preguntó Ricciardo.

—¿Me das un beso por favor? —pidió Jax.

—Por supuesto amor, no necesitas pedírmelo la próxima vez, solo bésame —respondió Ricciardo.

Se acercó y lo besó, inhalando su aroma.

—¿Vale? ¿O quieres otro beso? —preguntó Ricciardo después de que terminó el beso.

—Uno más.

Ricciardo lo besó de nuevo.