Ricciardo tomó su mano y lo llevó a uno de los cubículos del baño.
Lo empujó contra la puerta besándolo y acariciándolo.
—¿A cuántos hombres has traído aquí? —preguntó Jax.
—¿Realmente es necesaria esa pregunta? —preguntó Ricciardo mientras desabotonaba la camisa de Jax.
—Sí, lo es.
—Amor, he traído muchos hombres aquí, pero tú eres el único al que amo. Y tú eres el único con el que me iré —respondió Ricciardo.
—¿En serio? —preguntó Jax.
—Sí.
Jax se adelantó y empujó a Ricciardo contra el cubículo.
—Nunca te dejaré ir, ¿lo sabes? —preguntó.
—Estoy consciente y tampoco te dejaré ir —le dijo Ricciardo.
Jax agarró el cabello de Ricciardo y llevó su boca a su cuello.
—Márcame Ricci —le dijo.
—¿Estás seguro? —preguntó Ricciardo.
—Completamente seguro —respondió Jax.
Ricciardo respiró hondo y luego mordió el cuello de Jax, marcándolo y completando el lazo de compañeros.
—Ahora márcame tú también —ordenó Ricciardo.