Todo el mundo estaba sorprendido, Evena apartó a Dustin de Reni, quien sostenía su nariz sangrante.
—¡Cálmate Dustin! —le dijo Evena.
—¿Que me calme? ¿Quieres que me calme? Él sabía que mi hijo estaba en custodia de ese monstruo y no dijo nada. Me uní al equipo y aún así omitió decirme que el prisionero que perseguíamos es mi hijo. ¿Quiere agarrarlo y devolverlo a Salvatore, devolverlo a ese monstruo? ¿Y esperas que me calme? —preguntó Dustin.
—Yo no soy el enemigo aquí —le dijo Reni.
—¿Escuchaste lo que acaba de decir ese maldito? —preguntó Dustin furioso.
—Bueno, en cierta manera sí eres el enemigo aquí Reni, tú y ese rey tuyo. ¿Trabajar para él te quitó la conciencia o no tenías de inicio? —preguntó Ricciardo.
—¡Hey! ¡Eso es suficiente! —dijo Dante.
Reni miró a Dustin. —Sabes qué, piensa lo que te dé la gana sobre mí. Pero tal vez si te hubieras guardado la polla y no hubieras engañado a tu pareja con una maldita princesa vampira, no estaríamos en esta situación —le dijo.