Está bien**

—Clifford, no puedo... Siento que voy a explotar —jadeó Kelly, su respiración viniendo en ráfagas cortas e irregulares.

Él no se detuvo. Su dedo se movió más rápido y más profundo, igualando el ritmo de su lengua.

Su cuerpo se tensó, y él sintió sus paredes apretarse firmemente alrededor de su dedo antes de que ella se sacudiera, temblando incontrolablemente mientras su clímax la abrumaba.

Ella gritó, su cuerpo sacudiéndose mientras se liberaba, sus jugos cubriendo su dedo. Clifford no dudó... se inclinó, lamiendo y sorbiendo su esencia, saboreando cada gota como si fuera la miel más dulce. Para él, todo en Kelly era divino, y en ese momento, ella era la perfección misma.