—Solo digo que deberías esforzarte mucho en esto.
—¿Por qué tengo que hacer esto?
—¿Realmente necesitas preguntar? Te importa ella, quieres que vuelva, y sí, fuiste cruel, pero estás dispuesto a dejar tu orgullo y pedirle que regrese. Realmente demuestra que te importa.
—Creerías que el hecho de que construí la valla a petición suya era razón suficiente.
—Jael—, llamó Luis.
—Espera, ¿por qué estoy escribiendo una carta cuando puedo ir a buscarla?
—¡Absolutamente no! Tus métodos no son los mejores como hemos visto.
—Eh? No decides tú eso.
—Sí, lo decido. No vas a salir del castillo. Además, no puedes ir a ningún lado en el estado en que estás. Necesitarías más que unos días para sanar de las heridas, así que estás escribiendo una carta. La entregaré yo mismo.
—¿Qué parte de que no quiero que estés cerca de ella no entendiste? —Jael preguntó con una mirada intensa en su rostro.