—Ahora, ¿por qué harías eso?
—Porque a su padre no le importa ella.
—¿Ella sabe que tú sabes eso? —preguntó Luis con una expresión tensa.
—No —respondió él y pasó sus manos por su cabello, lo cual desordenó la parte atada, y algo de él se soltó.
—Pero de alguna manera, ella todavía estaba supuesta a hacer lo que tú quieres solo porque tú lo dictas. ¿Realmente te importa ella?
—Por supuesto que sí. ¿Por qué incluso preguntarías eso?
—Como persona, no como una extensión de ti.
—Por supuesto, consigo lo que ella quiere.
—Sí, cuando funciona para ti. ¿Qué pasa cuando absolutamente odias la idea?
—Sí, hice el jardín en el techo, y ella eligió a su padre, que no hubiera importado si ella muriera en lugar de mí.
—Sí, porque tú la obligaste. Nadie querría opciones tan horribles. ¿Por qué no querías que ella se fuera?
—¿Qué? Te acabo de decir.