431. Piedra Preciosa Rojo Intenso

—Entonces no tendrías que llevar nada puesto —Mauve escuchó la voz de Jael tan clara como el día en sus oídos. Estaba contenta de que Mill estuviera fuera de alcance auditivo porque preferiría estar enterrada antes que dejarla oír esto.

—Jael —llamó ella, apretando su cara contra su camisa.

Su cara ardía pero no era lo único que reaccionaba a sus palabras. No le gustaba el hecho de que él tuviera tanto efecto en ella.

Ella sabía que si él insistía, aceptaría cancelar la comida en el comedor sin mucha persuasión. No habían pasado suficiente tiempo juntos.

Ella levantó la vista hacia su rostro para verlo mirándola, sus ojos azules brillantes y su mirada hipnótica.

—Él agarró su barbilla e inclinó su cabeza justo cuando ella se puso de puntillas. Todavía estaba descalza.

La besó suavemente, sus labios suavemente succionando su labio superior. Su gentileza era más excitante de lo que debería ser.