435. Un Buen Sueño

—¡Jael!

Jael soltó una maldición al sentir las húmedas paredes de Mauve rodeándolo. No ayudaba que ella gritara su nombre.

—¿Quién hubiera pensado que esto era lo que necesitaba? Sin duda, esto debían ser las puertas del cielo de las que siempre hablaban los humanos.

Se movía antes de poder controlarse. Los pensamientos innecesarios desaparecieron con la sensación de su calor. Todo lo que podía pensar, sentir, ver y oler era Mauve.

Ella apretó sus piernas alrededor de él y pensó que podría perder la cordura. Ella estaba tan impaciente como él, moviendo sus caderas para igualar su movimiento.

Si creía tener algún tipo de control, estaba completamente perdido. Su agarre alrededor de su cuello se tensó y Jael la besó.

—Quería sentir sus cálidos labios contra los suyos y fue arrastrado a su dulzura.

—Jael", gimió ella su nombre otra vez con sus labios contra los de él.

Cada vez que ella lo llamaba, él perdía aún más sus sentidos. Entraba y salía de ella con venganza.