446. Ocaso

Mauve notó el ceño fruncido de Jael al final de la comida y menos de un segundo después, las puertas del comedor se abrieron de golpe y Danag entró.

Se apresuró hacia Jael y le susurró algo al oído. La expresión de Jael no cambió, en cambio, se volvió hacia Luis y sin decir nada, Luis asintió.

Se puso de pie y tocó sus hombros. —Lamentablemente, tengo que irme ahora —dijo—. Luis se asegurará de que llegues a tus aposentos.

Mauve miró a Jael con una expresión aturdida. Quería más explicación, pero sabía que ahora no era el momento de preguntar, así que asintió diligentemente y lo observó salir del salón con Erick y Otis siguiéndolo de cerca.

Mauve podía decir que tenía algo que ver con los Palers. Se había preocupado por un segundo. Pensó que algo le había pasado a Damon.

—¿Por qué pareces aliviada? Ni siquiera sabes qué pasó —interrumpió Luis.