454. Córtate las extremidades

Luis frunció el ceño al oír el golpe en su puerta. El sol acababa de ponerse pero el calor aún estaba por todas partes. Seguramente, Jael no esperaba que se marchara en tal situación.

Estaba de pie junto a su cama intentando empacar las pocas cosas que podría llevar. Pretendía hacer su viaje ligero.

No había estado en la hacienda Xanthus la mayor parte de su vida. Estaba seguro de que a Walter le encantaría tenerlo de vuelta. Ojalá pudiera decir lo mismo.

Caminó hacia la puerta y la abrió de golpe. El sirviente se sobresaltó. —Lord Louis.

—Omite el saludo y dime de qué se trata. Era difícil controlar su voz. No había razón para desquitarse con el sirviente.

—Lamento mucho la interrupción pero El Primus quisiera verlo en su estudio.

Luis alzó una ceja, —¿Qué? Era lo último que esperaba escuchar. Pensaba que el sirviente estaba aquí para echarlo del castillo.

—Él me pidió que viniera a buscarlo —dijo el sirviente, inseguro de cómo responder a Luis.