—Magia.
Mauve sintió que su emoción disminuía. No podía creer que se hubiera tomado a Luis en serio. —No seas ridículo. Sabes que eso solo existe en los libros.
—¿No es un libro? —preguntó él.
—¿Estás jugando conmigo?
Un suave golpe desvió su atención hacia la puerta. Mauve se sobresaltó, pero Luis parecía imperturbable. Se levantó a toda su altura y se dirigió hacia la puerta.
La abrió y reveló a Mill. Ella parpadeó mientras posaba sus ojos en él, luciendo un poco confusa.
—Lor...
—Luis —él corrigió—. ¿Hay algún problema?
Mauve observaba intensamente la escena ante ella. Mill era significativamente más alta que ella, pero frente a Luis, parecía más pequeña.
—No particularmente —dijo y miró hacia abajo—. El señor Kieran está aquí.
Luis frunció el ceño. —¿No es eso demasiado rápido? —preguntó.
—No lo sé, pero él te está buscando y me ofrecí a venir a buscarte y a hacerme cargo de vigilar a Mauve.