471. Demasiado Familiar

Cuando llegaron al comedor, Mauve notó que estaban bastante temprano. Nadie más estaba en la mesa. Mauve caminó delante de Luis hacia su asiento. No podía recordar cuándo había llegado tan temprano a una comida.

—Espera —dijo Luis, apresurándose a su lado.

Ella frunció el ceño y se volvió para mirarlo —¿Qué? —preguntó, sin ocultar su irritación.

—Deja que te ayude. —Mientras hablaba, él retiró su silla y Mauve sintió un fuerte impulso de abofetearlo.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con desdén.

—¿No es obvio? Estoy siendo un caballero —dijo viéndola como si ella fuera estúpida.

—No, estoy segura de que si intento sentarme, me vas a quitar la silla de debajo.

—¿Qué? —Él soltó. —¿Realmente piensas tan poco de mí?

—Poco es decir mucho —susurró ella y trató de quitarle la silla.

—Simplemente siéntate, está bien. Prometo no hacerte daño —dijo él con una risita.