—Por eso estoy tratando de ser lo más expresivo que puedo, no quiero que malinterpretes lo que quiero decir.
—Oh —respondió Mauve y asintió—. Aprecio el esfuerzo, pero también me hace sentir como si no estuviera haciendo nada.
Jael ha hecho tanto por ella en tan poco tiempo, pero ella no ha hecho ni una sola cosa. La hizo sentir un poco pequeña.
—¿En qué estás pensando ahora? —él preguntó con una mirada penetrante.
Ella frunció el ceño, molesta de lo fácilmente que él podía leer su ánimo e inmediatamente darse cuenta de cuando algo estaba mal. Quizás si ella fuera una vampira podría leer su estado de ánimo tan fácilmente como él leía el de ella.
—Nada —dijo ella y caminó hacia el banco.
—Mauve —él la animó suavemente—. ¿Qué acabo de decir sobre ser expresivo? —preguntó y la siguió.
—Bueno, ya soy un libro abierto. Si te cuento todo, no me quedaría nada para mí. A veces me gusta mantenerte adivinando.
—Él sonrió con suficiencia y se sentó a tu lado—. Mira cómo provocas.