510. Repugnante

—Pido disculpas por mi tardía aparición, pero acabo de llegar al castillo. Espero que se hayan hecho provisiones para que pueda cenar en la mesa —anunció el señor Seraphino con cautela al entrar.

Vae caminaba cerca de él. Parecía agotada, pero de alguna manera lograba seguir el paso del vampiro y Mauve sabía que era porque si Vae no lo hacía, Seraphino tiraría de la cuerda.

Vae todavía vestía la misma ropa con la que había entrado por las puertas del castillo. Seraphino parecía haberse cambiado.

Las marcas que la cuerda dejó alrededor de su cuello eran de un rojo brillante y Mauve estaba segura de que le dolían y necesitaban tratamiento.

Ella mordió el interior de sus mejillas para evitar decir algo. Estaba entre vampiros, no era difícil olvidarlo.

Si hacía algo en un intento de aliviar la situación de Vae, sabía que probablemente empeoraría las cosas.