503. Corto

—Entre —dijo Jael frunciendo el ceño ante el insistente golpeteo.

—No tenías que haberme hecho tocar tanto tiempo —entró Luis con un ceño fruncido.

—Supongo que necesitas algo de mí. El hecho de que estés aquí y no en el comedor dice que es importante —Jael se encogió de hombros.

—Sí, finalmente conseguí hacer contacto con Otis —explicó Luis mientras se acercaba al escritorio.

Mauve aún estaba en el regazo de Jael y se agarraba a él con fuerza.

—Es casi la hora de la última comida. ¿No pudiste encontrarlo antes?

—Sí, estuvo fuera del castillo todo el tiempo y solo acaba de regresar. Fue molesto intentar encontrarlo.

—Bueno, lo que importa es que lo hiciste. ¿Qué dijo él? —Jael no ocultó su desinterés en el asunto.

—¿Sabías sobre sus rondas ocasionales? —preguntó Luis.

—¿Ocasionales? Solo pidió permiso una vez, no pensé que fuera una cosa habitual.