537. Ideas

Mauve despertó y vio a Jael mirándola fijamente a la cara. Sonrió, giró su cabeza y se alejó de él.

—No te alejes —dijo él.

—¿Qué esperas cuando me miras tan intensamente?

—No, no lo estoy —susurró y colocó su mano en su hombro.

—Sí, lo estás —susurró ella.

Él presionó su hombro, haciendo que ella se girara hacia él. Mauve puchereó y lo miró con enojo mientras él la hacía girar para que enfrentara de nuevo.

—No pudo haber sido tan malo —susurró él con un dejo de sonrisa en los labios.

Acerca su cabeza, lo suficientemente cerca como para besarla, pero no lo hizo. Su mirada se trasladó de sus labios a los ojos y Mauve se sonrojó y retrocedió.

—Sí, lo volviste a hacer —respondió ella, con el pecho agitado.

Él rió, el sonido retumbó en su pecho.

—No es justo —susurró ella y trató de salir de la cama pero él la atrapó y la acercó a sí mismo.

—¿A dónde crees que vas? —preguntó él.