536. Destino Claro

Jael estaba sentado en su asiento cerca de su escritorio con una expresión ilegible en su rostro. Lord Levaton no decía nada mientras estaba sentado frente a él y la expresión de Jael cambió a un ceño fruncido.

—¿De qué trata esto? —se obligó a decir cuando se hizo evidente que al Lord le interesaba más una competencia de miradas que contarle el propósito de esta reunión.

—Señor —dijo Levaton, aclarándose la garganta—. Veo que has traído al humano de vuelta.

Jael le dio al Lord una mirada de desaprobación. —Seguramente por esto no me has sacado de la cama para discutir, ¿verdad?

—No —dijo Lord Levaton— y no ofreció más explicación.

Jael frunció el ceño, su paciencia se acababa. Se inclinó hacia adelante y fulminó con la mirada a Lord Levaton. —Por favor, viejo vampiro, ¿por qué me has llamado aquí?

Levaton se rió. —Hacía tiempo que no me llamabas así.