539. Dilema

Jael lanzó una mirada furiosa a Otis mientras él caminaba a través de las puertas de su estudio. —Escuché que querías verme —susurró con tono oscuro—. No pensé que tendría que llamarte para que eso sucediera.

La expresión de Otis no cambió. Simplemente inclinó la cabeza y dijo:

—Señor. Me disculpo. Debería haber sabido que el amanecer era el peor momento para tratar de conseguir una audiencia contigo. Lamento el disturbio.

—No podría importarme menos tu disculpa. ¿Qué quieres?

Otis se levantó lentamente hasta quedar de pie. Sus ojos no revelaban nada. Dio un paso más cerca y cuando estaba a solo unos pies del escritorio de Jael.

—Estoy agradecido por la gran oportunidad de deshacerme de los Palers y puedo ver claramente el progreso que se ha hecho. Desafortunadamente, este será el final del camino para mí en esta dirección.

Jael frunció el ceño, decir que no lo vio venir era quedarse corto. —¿Te vas? —preguntó Jael.