540. Oro amarillo

Mauve se encontraba frente a la puerta abierta de su habitación mientras Jael estaba justo afuera. Su mirada sobre ella la hacía abrazarse a sí misma un poco.

—¿No te gusta? —preguntó ella cuando él no dijo nada durante mucho tiempo.

Ella se balanceaba sobre sus pies. Sus zapatos eran un poco más altos de lo normal. No era como si pudiera haber usado zapatos regulares. El vestido cubría cada señal de pies. Incluso con los tacones, todavía rozaba el suelo.

—Seguro que estás bromeando —dijo él, su voz profunda.

—Mill ha estado guardando el vestido. Bueno, ella quería que me lo pusiera antes, pero le dije que lo guardara para una ocasión importante, y según ella no podría haber una ocasión más importante.

Mauve forzó una risita. Sabía que estaba divagando, pero no sabía qué más hacer mientras estaba frente a Jael y bajo su mirada.

—Ella hizo bien en guardarlo —susurró él—. Realmente te queda excepcionalmente bien.