—Haré algunas hierbas para ti, deberían ayudar con los vómitos y el dolor de cabeza, por supuesto —dijo Jean después de revisar su cuerpo.
—¿Qué me pasa? —preguntó Mauve, su voz suave y era obvio que le costaba esfuerzo hablar.
—Solo descansa por ahora, lo discutiremos cuando tengas suficiente energía —respondió él.
Ella asintió y cerró los ojos, se veía somnolienta. Jael no estaba seguro si era porque tenía sueño o solo estaba cansada.
—No te duermas todavía. Asegúrate de que coma primero —Jean no le habló a nadie en particular.
—Está bien —fue Mill quien respondió.
Jean se levantó lentamente de la silla junto a la cama de Mauve y comenzó a alejarse de ella.
Agarró su bolsa. Parecía tener más años de los que necesitaba. Inclinó la cabeza al mirar en dirección a Jael.
—¿Voy a preparar la hierba? —susurró con la cabeza aún inclinada.