580. Los síntomas persisten

Mauve se sentó en la mesa de la cena con Luis sentado frente a ella, mirándola con una expresión extraña en su rostro.

Ella podía decir que él tenía mucho que quería decirle y podía decir que no era bueno. Mauve tragó y desvió la mirada, preguntándose qué podría haber hecho mal.

Pero Luis no era el único que la miraba. Todos los demás en la mesa también lo hacían. Danag estaba sentado justo a su lado y él también tenía su atención en ella.

—Escuché que te pusiste terriblemente enferma —decía él—. Mis disculpas por no venir a buscarte, he estado terriblemente ocupado —explicó Danag.

—Oh, está bien. Ya estoy mejor así que no tienes que preocuparte por mí —dijo ella con una sonrisa.

—Me alegra. Te deseo una pronta recuperación.

—Gracias, Danag.

Desde el rincón de su ojo, ella podía ver a Corbin observándola sospechosamente.

Ella lo miró y él apartó la vista de inmediato, sin darle importancia. Ella volvió su atención a su comida.