587. Desvanecimiento

Mauve abrió los ojos para ver a Jael mirándola desde arriba. No se perdió el gesto de alivio en su rostro cuando ella abrió los ojos.

—Hola —dijo él con una gran sonrisa. Sus labios bajaron y aplastaron los suyos con fuerza. —¿Dormiste bien? —preguntó.

Ella parpadeó y le devolvió el beso, pero no tuvo la oportunidad de disfrutarlo antes de que él se alejara. Hizo pucheros mostrando su desaprobación.

—Creo que sí —ella respondió y emitió un sonido alto mientras bostezaba ruidosamente.

—Me alegro —él dijo, sin apartar la vista de ella. —Estaba preocupado de que tendría dificultades para despertarte de nuevo. ¿Cómo te sientes? —preguntó.

Ella se sentó y estiró sus brazos. —Como si hubiera dormido un poco demasiado.

—¿Eso es malo? —preguntó él.

—Para nada, me siento bastante bien.

—¿Está seguro? En cuanto terminaste de comer, te quedaste dormida. Estaba preocupado pero decidí no despertarte y al menos esperar hasta el atardecer. Me alegro de haberlo hecho.