Mauve sostuvo el borde de su vestido mientras Jael la miraba intensamente. Él no estaba complacido, y ella podía notarlo por la manera en que su mandíbula se tensaba y pasaba sus dedos por su cabello.
—Volverás pronto —repitió. Sonaba más como una afirmación que como una pregunta.
Mauve asintió vehementemente. —Tan pronto como Jean termine por hoy, estaré de vuelta. No tardará mucho, ya que sabe que aún necesito descansar, pero quiero empezar lo más pronto posible.
Jael entrecerró los ojos y se tiró hacia atrás en la cama. —Está bien.
—Gracias —se rió ella.
Él la miró como si quisiera decir más pero se contuvo. —Deberías ir antes de que cambie de opinión —dijo y se giró hacia su lado.
—Oh no —exclamó ella y se apresuró hacia la puerta. Salió y vio a Mil esperando afuera.
—Estaba a punto de ir a buscarte —dijo el vampiro.
—¿No deberías estar en la cama? —preguntó Mauve con una sonrisa.