—Me estaba preguntando —Mauve preguntó después de un rato de simplemente acostarse en Jael en silencio—.
—¿Qué pasa? —Jael preguntó mientras lentamente pasaba sus dedos por su cabello.
—¿Qué pasó con el guardia estacionado frente a mi habitación? ¿Te deshiciste de él para que Seraphino tuviera fácil acceso a mí? —Mauve no sabía por qué de repente necesitaba saber, pero era algo que había estado preguntándose.
Jael hizo una mueca ante su acusación. —Quería ver hasta dónde llegaría Seraphino, pero nunca tuve la intención de ponerte en una posición tan peligrosa. Y no, no me deshice del guardia. Estaba estacionado justo afuera de tu dormitorio, pero cuando llegué, no estaba allí. No fue hasta casi el atardecer que apareció.