—La Señora Zhang y la anciana señora Lin no sabían que habían desatado a las bestias que no deberían haber liberado, en cambio, todas regresaron a casa. Esa noche nadie en la familia Lin durmió, todos se revolcaban en sus camas por los dolores de hambre, estaban acostumbrados a comer tres comidas al día y ahora que se vieron obligados a perderse dos comidas consecutivamente ninguno de ellos pudo soportarlo.
—La vieja familia Lin se revolvía en sus camas por el hambre, pero nadie se atrevió siquiera a pensar en gastar los taels de plata que habían reservado para los gastos de academia de Lin Che; en sus ojos, tanto sufrimiento valía la pena. Mientras sacrificaran sus comodidades, su hijo/nieto podría traerles gloria.
—La vieja familia Lin lo pasaba mal, se quedaban acostados en sus camas con los dientes apretados mientras sufrían de punzadas de hambre, todo por Lin Che, en quien depositaban todas sus esperanzas.