—¿Algo para mí? —preguntó Lin Yan. No pudo evitar sentir sospechas del paquete que Pequeño Shi estaba sosteniendo, ¿por qué alguien le enviaría algo? Ha estado trabajando en este restaurante por bastante tiempo y nunca nadie le regaló nada, a lo sumo dejarían una cadena de monedas de cobre como propina, pero un regalo, eso era un poco inusual.
Miró a Su Wan, quien calmadamente echó un vistazo al regalo y luego volvió a mirar—. ¿Qué estás haciendo? Ábrelo.