Dí hasta pronto

«No debería sentirme culpable, pero lo estoy. Pensé que estaría bien. Pero no lo estoy», madre Lin la miró con una cara llena de tristeza. «No pude... no pensé en lo que habría pasado, y por eso soy una tonta. Me apresuré como una idiota, y creo que es hora de que me arrepienta».

—Madre, no tienes que hacerlo.

Madre Lin sacudió la cabeza y tomó la mano de Su Wan en la suya. —Me equivoqué. Pensé que amaba más a mi hijo, y tenía razón en hacer lo que hice, pero cuando te vi herida, sufriendo de fiebre por el rechazo que sufriste. Me dolió. Sentí como si mi corazón se partiera en dos. No quería que sufrieras. No puedo deshacer lo que hice, así que me iré por un tiempo.

Los ojos de Su Wan se abrieron y agarró las manos de Madre Lin. Estaba enojada, sí, pero, —Nunca dije que quiero que te vayas, yo...