Su culpa

—¿Para qué estoy asustándola? —Fu Bufan estaba tan enojado que de hecho se echó a reír en voz alta—. ¿Por qué no me dices qué te pasa? ¿Qué has hecho? ¿A quién exactamente has ofendido esta vez? —Fu Bufan estaba tan furioso que sentía que su pecho hervía de ira. Otros jóvenes maestros de su edad tenían un aspecto respetable, una madre llena de virtud y honor, del tipo que llamaba la atención de todos en cuanto entraba a una habitación, y su madre...

Fu Bufan miró la figura delicada de su madre, tan escasamente vestida pese a estar de pie frente a su propio hijo. Olvídate de virtud y gracia, su madre solo causaba problemas dondequiera que iba.