Por favor, sálvame

Los ojos de Su Wan se endurecieron y Luo Xin, que parecía haber conseguido lo que quería, se rió mientras le daba unas palmaditas en la cara con el látigo.

—Por eso es fácil controlar a los tontos emocionales como tú, llevas el corazón en la manga y dependes demasiado de tus emociones. Eres fácil de leer. ¿No estabas interpretando el papel de no entender nada de lo que pasaba? ¿Ya no quieres actuar más?

Su Wan sonrió, pero esta vez su sonrisa fue fría. Se recostó mientras miraba fijamente a los ojos de Luo Xin.

—Incluso si fingiera no saber nada, de todos modos no me habrías dejado ir así como así, ¿verdad? Nunca planeaste dejarme ir sin hacerme sufrir, ¿no es así? Entonces, ¿por qué seguir fingiendo ser una tonta? Al menos ahora puedo decirte lo perra mordedora y loca que eres… ¿De verdad pensaste que después de que desenrollaras ese látigo, iba a rogarte?