Vale la pena

—¡Eres un mocoso egoísta! —Lin Chen sintió que en esta familia no había amor para él, era solo un cangrejo de río. Y Lin Yu había comido tantos también, él era el hermano mayor, ¿no podía tomar solo uno más? Pero ahora, por mucho que llorara por la leche derramada, nada iba a cambiar, simplemente no había nada que pudiera hacer excepto mirar cómo Lin Yu devoraba el resto de los cangrejos de río—. ¡Wah! Solo un bocado, solo quería un bocado más, era tan apetitoso, ¿cómo se suponía que iba a esperar hasta el invierno para volver a comerlo?

—Ah Chen, mira aquí —una voz suave le susurró y Lin Chen se dio la vuelta para mirar a su segundo hermano, quien le sonreía gentilmente como si un ángel hubiera descendido del cielo—. ¡Y lo que era mejor, en sus manos había un plato con tres cangrejos de río gordos! Los ojos de Lin Chen brillaron de emoción mientras miraba el plato y tragaba saliva. Se le hacía agua la boca con solo ver esos cangrejos de río.