Cuando Lin Yan regresó a la choza, el ambiente entero estaba igual de alegre que antes de que se fuera. Apretaba la medicina abortiva que sostenía en sus manos y la guardó en sus bolsillos. Realmente quería salir corriendo y entregarle esta medicina a Su Wan para terminar con todo el asunto, pero no lo hizo, puso la medicina en su bolsillo y avanzó hacia dentro con una sonrisa en el rostro como si realmente estuviera feliz con la noticia que había recibido.
En verdad estaba feliz, pero al pensar que tal vez Su Wan odiaría al niño que estaba en su vientre —el niño que le pertenecía a él—, Lin Yan no pudo evitar sentirse deprimido. El niño era el fruto de su amor, pero aquí estaba él sosteniendo un abortivo porque sabía cuánto odiaría su esposa al niño si descubriera que estaba embarazada, especialmente cuando no estaba lista.