—Fernando, ven aquí —Arabella hizo que su esposo se sentara y lo besó. Ella rodeó su cuello con los brazos y compartió con él besos lentos y ardientes. Besarlo la ayudaba a relajar más su cuerpo.
[¿Se está volviendo más suave y húmeda por dentro? ¿Le gusta tanto besarme? ¿Prefiere besar así?] Fernando pensó y Arabella quería golpear su cabeza por hacerla sentir avergonzada otra vez cuando finalmente estaba entrando en ambiente.
Pero a ella sí le gustaba besar de esa manera mientras se tocaban mutuamente.
—Creo que ya puedo mover mis dedos. ¿Puedo? —preguntó Fernando y Arabella asintió, su cuerpo esperando en anticipación.
Él movió sus dedos lentamente y con cuidado, sin querer lastimarla.