—Su Majestad, creo que eso es para que lo decida la Emperatriz, no usted. Ella tiene su propia mente. Si fuera yo, su elección y lo que ella quisiera es lo que más importaría. Y tampoco me atrevería a agarrar su mano de esa manera. La está lastimando. Ahora ella es su esposa, así que por favor trátela con aún más respeto —dijo Andrés antes de irse.
[¿Se atrevió a reprender a Su Majestad?] Alwin estaba sorprendido. [Pensé que era un cobarde.]
—¿Siempre ha sido tan valiente? —se preguntaba Arabella.
Pero pensándolo bien, ahora que lo recordaba, Andrés siempre había sido así de atrevido.
Todavía no sabe si era valentía o simplemente no saber el peligro en el que se ponía al decir esas cosas, pero Andrés siempre había sido así. Fue por eso que salió con ella a pesar de lo que decían sus pretendientes de otros reinos.
Fernando fácilmente podría hacerle algo a él o a Lahar si quisiera, pero aún así se atrevía a hablar.