—Lo siento —fue todo lo que Fernando pudo responder a Arabella una vez más.
—Ya que lo sientes, te perdono. Mientras no vuelvas a hacerlo, no me enojaré —dijo Arabella y su esposo la abrazó fuertemente. Se disculpó una vez más. Ella también lo abrazó y le dio palmadas en la espalda.
Esta persona tan grande y fuerte podía estar tan conmovida. Hacía que Arabella se sintiera culpable como si fuera su culpa.
Ella simplemente quería terminar su pasado con Andrés con claridad. Estaba atando los cabos sueltos de su pasado pero terminó alarmando a su esposo.
—Volvamos primero y hablemos en privado, ¿de acuerdo? —ella podía sentir las miradas de la gente sobre ellos.
Fernando se estremeció cuando se dio cuenta. Tenía el impulso de llevarla en brazos pero recordó lo que ella le había dicho la última vez.
Arabella tomó su mano en cambio y caminaron de la mano. A su esposo pareció gustarle.