¿Te gustó?

—¿Por qué estás arrodillada? —Fernando se sobresaltó cuando Arabella se arrodilló entre sus piernas.

—¿Por qué crees? —preguntó ella fingiendo ser inocente.

Su esposo también estaba pretendiendo no saberlo, pero ella lo vio en su mente. Él había leído sobre eso en libros atrevidos, pero negaba que ella lo haría por él. Insistía en que ella solo lo tocaría con sus manos, como suele hacer.

Fernando estaba negándolo internamente para no decepcionarse si ella no lo hacía.

—Deberías sentarte en la cama en cambio, el suelo está frío —él golpeó el espacio a su lado.

Aunque el suelo estaba cubierto con una alfombra gruesa y cálida. Y ella sabía que hacerlo de esta manera lo excitaría más, así que lo haría en esta posición primero.

—Está bien. Está bastante cálido. Quiero hacerlo justo así —Arabella acarició su miembro para que dejara de preocuparse por los detalles.

Le encantaba lo honesto que era su cuerpo. Se endureció más al tacto de ella.