—Ve a tu estudio. Tú y yo tenemos mucho trabajo por hacer —Arabella se liberó del abrazo de su esposo.
Quería acurrucarse más, pero necesitaban trabajar. También había algo que tenía que finalizar.
—¿Sigues enojada? —Fernando la observó.
—Ya no estoy enojada. Pero tengo mucho trabajo que hacer, así que nos vemos en la cena, ¿de acuerdo?
Fernando la miró durante varios segundos antes de aceptarlo.
Pero la besó primero para ver si ella lo evitaba.
Cuando no lo hizo y en cambio lo besó de vuelta, Fernando se sintió aliviado y finalmente le permitió ir a su estudio.
Asegurada de que Fernando no haría ese tipo de cosas nuevamente, Arabella se tranquilizó y pudo concentrarse en su trabajo.
Cuando la cena estuvo lista, encontró la mesa del comedor llena de sus comidas favoritas.
Y Fernando la recibió con un ramo de bonitas flores para ella.
Su esposo estaba preocupado de que ella todavía estuviera enojada con él, así que seguía intentando apaciguarla.