Fernando desabrochó la parte superior de su vestido para poder tocar su pecho directamente. Se lamió los labios al liberar sus montículos de todas las capas que los cubrían.
Como de costumbre, primero prodigó atenciones a sus pechos. Al principio, simplemente los acariciaba y amasaba. Pero cuando su otra mano decidió explorar sus piernas, siguió con besos en su pecho.
—Mm… —un gemido escapó de los labios de Arabella mientras lamía y chupaba un pezón. Su boca se sentía cálida y su lengua era suave. Toda la atención que le estaba dando a sus pechos la estaba excitando aún más.
Con su boca centrada en sus montículos, dejó que sus manos vagaran por su parte inferior del cuerpo. Le levantó el vestido y dejó que sus manos prodigasen mimos a sus muslos. Evitó tocar su entrepierna a pesar de saber muy bien que ya estaba empapada.
Colmó su pecho de besos y los chupó antes de decidir que quería provocarla más intensamente abajo también.